Hace poco más de ocho años mi vida cambio significativamente. Debido a transferencias laborales de mi esposo, nos convertimos en una familia nómada en tiempos modernos. Nos hemos mudado un par de veces dentro del mismo país y cuatro veces de un país a otro.
Cada vez que me preguntan acerca de nuestro estilo de vida, recibo apreciaciones muy diversas: desde las que consideran que nuestro estilo de vida es muy divertido, hasta aquellas que piensan que es una forma muy triste de vivir.
Yo me he dedicado a disfrutar la travesía y abrir mi mente a todo lo que las circunstancias deseen regalarme. Sin embargo, llegar a declarar ese disfrute ha tomado tiempo, después de atravesar diferentes etapas que me llevaron a ser la persona que soy hoy.
Vivir en constante movimiento nos ha brindado la oportunidad como familia de aprender cosas de todo tipo: tendencias sociales, turismo, costumbres y gastronomía entre otros. Somos como cualquier otra familia con la pequeña diferencia de mudarnos cada vez que el trabajo lo requiere.
Como se vive así? Con actitud y mucha voluntad. No es fácil dejar atrás a tu familia en tu país de origen, tampoco lo es cambiar de hogar cada cierto tiempo, despedirse de amigos y empezar de cero regularmente en el colegio. Sin embargo, como seres humanos tenemos una capacidad ilimitada y brillante de adaptarnos al cambio y de sobrevivir.
Mi mama suele dice: “el que quiere besar busca la boca” yo pienso en este frase de otra forma y la aplico en cada parte de mi vida “el que quiere ser feliz, es feliz donde sea” porque la felicidad no depende de dónde vives, ni de que ropa usas, ni de que restaurantes visitas. La felicidad la creas tú mismo dentro de tu ser a través de un diario autodescubrimiento.